Estoy en Puerto Montt, en el sur de Chile, capital de la región de Los Lagos. La ciudad no tiene excesivo encanto a pesar de encontrarse a la orilla del Pacífico, con una gran bahía en la que atracan, en esta época, multitud de cruceros que visitan el cono sur. Sin embargo los alrededores son maravillosos, naturaleza pura, es uno de los lugares con más elementos de la naturaleza que no se ven en otras partes del mundo. Resumiendo, es una zona entre los Andes y el mar, en la cordillera existen varios volcanes con nieves perpetuas, alguno de los cuales ha entrado en actividad últimamente, como es el caso del Calbuco del que luego hablaré. Al pie de los volcanes existen lagos muy extensos, de ahí el nombre de la región, con poblaciones a sus orillas que son lugares de veraneo, balnearios como los denominan los chilenos y, luego, está el Océano Pacífico, en esta zona existen pocas playas y, normalmente, el agua está bastante fría, pensad en zonas marítimas de Alemania, Dinamarca, etc… Aunque como es lógico, siempre hay valientes o hay días de mucho calor.
Por poner nombre a alguna de estas maravillas naturales, a unos 25 kilómetros de Puerto Montt se encuentra la ciudad de Puerto Varas, a orillas del lago Llanquihue, el segundo mayor del país con una extensión de 860 kilómetros cuadrados, además de esta ciudad, existen otras como son Frutillar, Llanquihue y Puerto Octay. Al sur del lago se encuentra el volcán Calbuco que entró en erupción el 22 de abril de 2015, hace menos de un año; en el este se ubica el Osorno, un cono perfecto con nieves perpetuas que recuerda, para los mayores, la carátula de las pinturas Alpino; además existen pistas de esquí en su parte alta durante el invierno austral.
En la ruta hacia el volcán Osorno se encuentra la comuna de Ensenada, si giramos hacia el este se encuentran los famosos saltos de Petrohué, un conjunto de cascadas y rápidos que provienen del lago de Todos los Santos que permite el tránsito acuático hacia Argentina, cruzándolo hasta Peulla y, a continuación, ir por tierra para llegar al parque nacional de Nahuel Huapi, cuya ciudad más importante es San Carlos de Bariloche; por experiencia anterior la travesía del lago de Todos los Santos es algo único e impresionante.
En mi estancia en Puerto Montt, además de mis reuniones con personal de la Universidad Austral de Chile, una de las diez más importantes del país, estuve cinco días en plan familiar – turístico, visitando alguno de los lugares mencionados y aprovechando la gastronomía de la zona, incluyendo un tiempo de un partido de fútbol del mundial sub-17 entre Costa Rica y Francia en octavos de final, por cierto se clasificó Costa Rica.
El jueves comimos en casa de mis amigos en plan mariscos de la zona y salmón, regados con excelentes vinos chilenos como es el “Casillero del Diablo”, nombre que podría dar lugar a otro relato corto, después fue cuando fuimos al fútbol y luego fuimos a Puerto Varas a cenar.
El viernes por la mañana fuimos al sur, por la carretera austral, hasta Caleta Arenas, donde termina esta carretera ya que hay que seguir en transbordador pues la montaña y el mar se unen, en el transbordador se llega a la región de Aysen donde sigue habiendo tramos de carretera y transbordadores. En la caleta tomamos empanada en “Donde la Pola” que es un lugar tradicional y muy conocido que afirma hacer las mejores empanadas de la zona, la verdad es que están buenísimas. A la hora de la comida fuimos a una zona de Puerto Montt que se llama Angelmó, es una parte de la ciudad en el puerto con múltiples restaurantes típicos y tiendas de productos típicos del sur, al borde del mar y todos los edificios son de madera pintados de rojo. Tomé una especie de sopa de pescado; pero con todo tipo de marisco y de pescado que la convierte en plato único.
Después de la comida tomamos camino hacia el volcán Osorno, pasando por Puerto Varas y Ensenada, la subida se encuentra repleta de las cenizas y rocas volcánicas que expulsó el Calbuco en abril del año pasado, según se sube hay varios miradores con vistas espectaculares de las montañas y del lago Llanquihue. Subimos hasta donde todavía hay algo de nieve y donde empiezan los remontes para las pistas de esquí que ya se encontraban cerradas, aunque el frio era bastante intenso. El espectáculo es impresionante, pues el sol estaba cayendo hacia el oeste, hacia el mar y se reflejaba de manera dorada en el lago. El día terminó con una cena con los directivos de la Universidad en un magnífico restaurante a la orilla del mar en la costanera de Puerto Montt. He vuelto con algo de peso.
El sábado fue un día estrictamente familiar con mi amigo, su mujer, su hijo y su familia de Puerto Montt, resultó una jornada muy especial ya que vives, eso sí de celebración, las rutinas de la familia chilena, comimos, hablamos mucho, cenamos y seguimos charlando de la vida en Chile y en España.
El domingo, mi último día en Chile, pasamos la mañana de compras, tanto mi amigo como yo, en mi caso para traer a España algún recuerdo del sur de Chile, en Puerto Montt hay que ir a hipermercados o algún centro comercial a comprar pues hay muy pocas tiendas, sólo en el centro hay algunas, ya que la vivienda es, básicamente, unifamiliar y el movimiento es casi siempre sobre cuatro ruedas. Fuimos a comer, de nuevo, a Puerto Varas en el Casino Dreams a orillas de lago en un día precioso, pues si bien había amanecido nublado, el viento despejó las nubes y el día permaneció soleado y frío; las vistas de los dos volcanes, Osorno y Calbuco, desde la orilla del lago fue una bonita manera de despedirme de Chile. En el areopuerto “El Tepual” despedida y vuelo a Santiago para allí tomar el vuelo intercontinental a Madrid, en Iberia el avión era de los antiguos, pero al ir medio vacío volé con bastante comodidad y bien atendido. Hasta la próxima y perdonad por el retraso de esta entrega, pero he estado corrigiendo exámenes.
Fuente Foto – Gregorio Fernández Martínez