Mi embarazo la verdad es que fue perfecto hasta el último mes que empezaron los ardores de estómago insoportables. Por suerte no tuve náuseas, ni malestar de ningún tipo. Pasé unos 9 meses tan bien física y mentalmente que recuerdo esa etapa como única y muy emocionante.
¡La primera ecografía fue mágica! Era la semana 12 y por fin veíamos a nuestro bebé a través de un monitor. ¿Y escuchar el latido de su corazón? ¡Guauuuuuu! impresionante. Como un caballo de carreras, ¡a toda velocidad! Ahí tengo que reconocer que tanto a mi marido como a mí se nos saltaron las lágrimas. Fue muy muy emocionante. Además tuvimos la suerte de que nos dijeran el sexo del bebé (que lo normal es que te lo digan en la semana 20) pero al parecer se veía claro….. ¡¡¡¡Vais a tener un niño!!!!!
¿¿¿¿Niño???? ¡¡¡Toma yaaaa!!! Todo estaba saliendo perfecto. Los dos preferíamos niño. A ver, que es verdad eso que todas las embarazadas dicen cuando se las preguntan, ¿qué prefieres?: “me da igual, lo importante es que venga bien”. ¡Pues claro! Eso es lo primero de todo pero bueno que por preferir no pasa nada, ¿no? Pues nosotros queríamos niño y ahí estaba. 🙂
Así que comenzaba la búsqueda de nombre… Nada fácil por otra parte. Dedicamos una sola noche a buscar nombres y ver que tal sonaban y la verdad es que fue muy divertido. Por fin “Cigotito” tendría nombre… ENZO.
La tripa en mi caso empezó a aparecer a los 4 meses. Soy delgadita, pero aunque parezca mentira mis vaqueros ya no me valían. Así que empezó para mí el maravilloso mundo de la ropa premamá. Tenía muy claro que iba a ser una etapa corta, con lo que no me lié la manta a la cabeza y me compré únicamente lo necesario. Un par de vaqueros de premamá y alguna camiseta más ancha de lo normal.
El quinto mes de embarazo también fue muy especial para mí. Fuimos a hacernos la ecografía 4D que tan de moda está y yo personalmente la recomiendo a todo el mundo. ¡¡¡Es una pasada!!! El bebé ya está formado y puedes verle los rasgos, los gestos, como bosteza, se estira, se chupa el dedo, y como sonríe… Sí, sí… ¡¡¡Enzo nos sonrió!!! Salimos imaginándonos un poco mejor a nuestro pequeño y fue súper emocionante. Repito: Recomendable 100%. Es cara, la verdad, ¡pero merece la pena!
La siguiente ecografía con nuestro ginecólogo fue a la semana 20 y en ésta sí que iba nerviosa. Te dicen si el bebé se está formando bien o hay alguna malformación. Sólo pensaba: “Por favor que esté todo bien”. Que tenga sus dos manitas, sus cinco deditos, sus órganos bien… A mí me preocupaba muchísimo. Por suerte todo estaba perfecto y nos dijeron que nuestro pequeño estaba sanísimo.
Fuente Foto – Miriam Tejedor